Entre los muiscas existió la creencia en la diosa Huitaca, conocida por ser la mujer que se opuso a las enseñanzas de Bochica y que como castigo fue convertida en una lechuza. Con el pasar del tiempo esta figura ha tomado otro significado para nosotras como mujeres, que hemos encontrado en esta deidad rebelde y desobediente una identificación, una historia de desvalorización e invisibilización a nuestra voz de inconformidad, de cuestionamientos o de creación.
El relato de Huitaca no es muy distante a lo que históricamente pasa con las obras artísticas de las mujeres, que han sido invisibilizadas por razones ligadas a aspectos políticos o sociales. Nuestro país no ha sido la excepción a esta realidad y la presencia de mujeres en el arte (apenas entrando en el siglo XX) ha tenido que enfrentarse a dificultades como la censura, el poco acceso a procesos de formación y la validación profesional. Algunas de estas dificultades permanecen en la actualidad y enfocándonos al municipio de Suacha, es evidente la mirada patriarcal que existe sobre la creación y divulgación del arte y la cultura, muchas veces borrando las huellas de mujeres que con su trabajo, sus acciones de cuidado, sus obras y su relación con el territorio lo han construido y enriquecido culturalmente.
Así iniciamos nuestro viaje retomando la simbología de Huitaca, creando una narrativa que es una apuesta por visibilizar el arte Suachuno bajo la mirada de lo femenino; Memoria de las Huitacas: Estudio de memoria social y artística de Xuacha está construido a partir de la juntanza y escucha a mujeres artistas Suachunas, del observar como sus obras artísticas o puestas en escena han trascendido para convertirse en referentes históricos del municipio.
Agradecemos a cada una de las mujeres participantes por abrirnos sus espacios personales y creativos, por tener la confianza de contarnos sus historias y por hacer posible la creación de nuevos imaginarios sobre el municipio de Suacha. También a los espacios físicos en los que pudimos trabajar de manera amena y segura como lo son: Casa Ernestina Parra, Academia Adalusa, Centro Cultural Xucasa y vereda Altos del cabra en compañía del colectivo IPQUA.